Juana de Arco, también conocida
como la Doncella de Orleans fue una heroína, militar y santa francesa.
Su
festividad se conmemora el día del aniversario de su muerte, el 30 de mayo,
como es tradición en la Iglesia católica.
Nació en el seno de una familia campesina acomodada, la infancia de
Juana de Arco transcurrió durante el sangriento conflicto enmarcado en la
guerra de los Cien Años que enfrentó al delfín Carlos, primogénito de Carlos VI
de Francia, con Enrique VI de Inglaterra por el trono francés, y que provocó la
ocupación de buena parte del norte de Francia por las tropas inglesas y
borgoñonas.
A los trece años, Juana de Arco confesó haber visto a san
Miguel, a santa Catalina y a santa Margarita, y declaró que sus voces la
exhortaban a llevar una vida devota y piadosa.
Unos años más tarde, se sintió
llamada por Dios a una misión que no parecía al alcance de una campesina
analfabeta: dirigir el ejército francés, coronar como rey al delfín en Reims y
expulsar a los ingleses del país.
Fue acusada de herejía y sometida a intensos interrogatorios, y en el mes de mayo el tribunal dictó sentencia y consideró
que era apóstata, mentirosa, sospechosa de herejía y blasfema hacia Dios y los
Santos, lo que llevó a su condena.
Su intento de recurrir la decisión ante el
Papa fue ignorado.
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